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19 marzo, 2018

La Equitativa, histórico edificio de comercio y servicios

Imagen de la esquina del edificio, la parte más adornada. Cada una de las cinco plantas del edificio es de un estilo diferente.
 La Equitativa. Foto: S.C.
En la esquina de las calles Alcalá y Sevilla se construyó el primer gran edificio con fines puramente comerciales. Lo levantó la compañía de seguros estadounidense La Equitativa a finales del siglo XIX, un periodo de importantes trasformaciones urbanas en Madrid. La Equitativa, que en poco tiempo se había convertido en la sociedad aseguradora más importante del país, sacó el proyecto a concurso y lo ganó el arquitecto barcelonés afincado en Madrid José Grases Riera, artífice años después del palacio Longoria, sede de la Sociedad General de Autores, y del monumento a Alfonso XII en el Retiro.

En la construcción del edificio, entre 1882 y 1891, la compañía no reparó en gastos. Se utilizaron las técnicas más avanzadas de la época y los más lujosos materiales. En las fachadas, piedra blanca, rejas de hierro forjado, elegantes faroles y numerosos adornos, como las cabezas de elefante de piedra en las que se apoya la balconada de la planta principal. 

La esquina redondeada conforma la parte más destacada. Tenía como elemento decorativo principal un grupo escultórico llamado La Protección de la Infancia, que en 1920 fue retirado de su nicho y sustituido por la placa del Banco Español de Crédito cuando el edificio pasó a ser la sede de esa entidad. Por encima, una bonita torreta con reloj y dos esculturas doradas, y sobre ésta un templete con campana coronado por un bulbo cobrizo. El edificio lucía también un escudo de Estados Unidos que fue arrancado por los madrileños en 1998, durante la guerra de Cuba, que acabó enfrentando a españoles y estadounidenses.

En el interior también era notable la riqueza de los materiales: columnas de hierro fundido, vigas y armazones de acero, mármoles de diversos colores, cobre y bronce, azulejos, pizarras, vidrieras, maderas nobles... El resultado fue un edificio impresionante haciendo esquina y al lado de la Puerta del Sol, sobre un solar de más de 1.700 metros cuadrados.
Fotocromo con una visión general del edificio y sus dos calles a finales del siglo XIX, cuando contaba con las cuatro plantas iniciales.
La Equitativa. Museo Reina Sofía.

La planta baja se destinó a establecimientos comerciales que servían a una clientela adinerada, la planta principal la ocupó desde el principio el Casino de Madrid y la Equitativa se reservó gran parte del entresuelo para sus oficinas. Las plantas superiores se dividieron en cuatro cuartos dispuestos para el alquiler. El propio José Grases, encargado de la conservación del edificio, alquiló el espacio de la tercera planta de la esquina del edificio. Entre sus inquilinos estuvo también, de 1913 a 1926, el Círculo de Bellas Artes.

En 1920 el Banco Español de Crédito compró el edifico y encargó una reforma al arquitecto madrileño Joaquín Saldaña, que añadió una nueva planta al edificio, entre la segunda y la tercera planta para mantener la armonía del conjunto, además de dos áticos retranqueados para que no fueran visibles desde la calle. En esta época se retiró el grupo escultórico emblema de la compañía, obra del alemán Knipp, que estaba sobre la entrada principal del edificio. Fue donado por La Equitativa a la ciudad de Madrid y situado en la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, en la parte baja del Rastro.

A finales del siglo XX el inmueble pasó a propiedad del Banco de Santander. En 2012, año en que fue declarado Bien de Interés Cultural, el banco lo vendió al grupo OHL, que decidió el vaciado del edificio y su reconstrucción para acoger un hotel de lujo, conservando la imagen exterior.