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07 marzo, 2016

Origen de la plaza de Santa Ana y sus personajes

Vista general de la plaza, con las terrazas de los bares y al fondo el Teatro Español.
Plaza de Santa Ana. Foto: A. Castaño.
La plaza de Santa Ana, espacio emblemático del Barrio de las Letras, ocupa el lugar del antiguo convento de Carmelitas Descalzas de Santa Ana, vecino de los dos corrales de comedias más famosos que existieron en Madrid, el del Príncipe y el de la Cruz, creados a finales del siglo XVI. Alrededor de estos corrales, ubicados en las calles de sus mismos nombres, surgió un barrio habitado por gentes del teatro, comediantes, dramaturgos, alquiladores de trajes, músicos y poetas, que llamaban barrio de San Sebastián, por el nombre de la cercana iglesia de la calle Atocha. Era el barrio más frecuentado por los madrileños, por su gran afición al teatro y por el alto índice de desocupados que tenía la Villa en esa época.
La plaza de Santa Ana surgió cuando el convento de Carmelitas fue demolido, en 1810, en tiempos del rey intruso, José Bonaparte. En su solar se plantaron árboles, se instaló una estatua en bronce de Carlos I y en el centro se puso una fuente. Durante el reinado de Isabel II, pasó a llamarse plaza del Príncipe Alfonso, en honor de su hijo, el futuro Alfonso XII. Tras el derrocamiento de la reina en la revolución de 1868 pasó a llamarse plaza de Topete, en homenaje al político y militar Juan Bautista Topete, uno los protagonistas de la misma.

En 1869 la fuente original se sustituyó por un pilón con surtidor y la estatua del emperador, que hoy se encuentra en el Museo del Prado, se sustituyó por una de mármol de Calderón de la Barca, obra de Joan Figueras, inaugurada en 1880.
Estatua en bronce de Lorca sobre un pedestal y placa conmemorativa. Al fondo el hotel Me Madrid.
Estatua de Lorca. Foto: A.C.


La plaza es colindante con las calles Príncipe, Prado, Núñez de Arce (junto al callejón del Gato) y la plaza del Ángel. Cuenta con edificios emblemáticos, como el Teatro Español (llamado Teatro Príncipe hasta 1849), obra de Juan de Villanueva (1745), en el mismo lugar donde estuvo el Corral del Príncipe. En sus bajos estuvo el primero de los cafés históricos de Madrid, el Café del Príncipe, donde se organizaba la famosa tertulia ‘El Parnasillo’, punto de encuentro de los primeros románticos, como los escritores Larra, Espronceda y Ventura de la Vega o los pintores Madrazo y Esquivel.

Enfrente, al otro lado de la plaza, el hotel Me Madrid Reina Victoria, inaugurado en 1923 como hotel Reina Victoria en honor a la esposa de Alfonso XIII. Durante años se le llamó el hotel de los toreros, por alojarse en él muchos de ellos antes de salir para la plaza de toros de las Ventas. En el mismo sitio estuvo antes el palacio de los condes de Montijo, padres de Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia por su matrimonio con Napoleón III. Y a un lado de la plaza, la cervecería Alemana, de 1904, que fue lugar habitual de reunión de literatos, como Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Jardiel Poncela y artistas, como la actriz María Guerrero o el pintor Solana.
 
Un camarero con chaquetilla blanca se dirige a la terraza, frente a la clasica fachada de madera de la cervecería.
Cervecería Alemana. Foto: A. Castaño.

Además de la estatua de Calderón, ubicada delante del mencionado hotel, la plaza cuenta con una estatua en bronce dedicada al también poeta y dramaturgo Federico García Lorca. Obra del escultor Julio López Hernández, realizada entre 1984 y 1986, fue instalada frente al Teatro Español diez años después. En 2011, la estatua sufrió un acto vandálico, arrebatándole de sus manos una alondra a punto de echar a volar, aunque el ave vuelve a estar en sus manos.

Hoy, la plaza de Santa Ana sigue siendo centro de reunión del Barrio de las Letras, punto de encuentro de un público variopinto que acude a sus bares, restaurantes y terrazas y los de sus alrededores, a los mercadillos ocasionales que allí se instalan o para adentrarse en el barrio desde la Puerta del Sol.

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