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22 enero, 2016

Carrera de San Jerónimo, un recorrido histórico

Edificios señoriales en el inicio de la calle, desde la Puerta del Sol.
Carrera de San Jerónimo, inicio. Foto: A. Castaño.
El nombre de la Carrera de San Jerónimo procede de principios del siglo XVI, por ser el camino al monasterio de San Jerónimo el Real, donde tenía lugar la ceremonia de jura de los príncipes herederos y otros eventos de la realeza y la aristocracia. Los Jerónimos llegaron al llamado Prado Viejo desde el monasterio de Nuestra Señora del Paso, que estaba junto al río Manzanares, llamado por entonces Guadarrama, frente a donde hoy se encuentra la ermita de San Antonio de la Florida.

La Carrera de San Jerónimo y sus alrededores era un lugar de escasa importancia en la Villa y Corte, zona de olivares y algunas casuchas. En su inicio en la Puerta del Sol era poco menos que un callejón oscuro donde se alzaba, en la esquina derecha con la Puerta del Sol, la iglesia y convento de la Victoria y enfrente el hospital e iglesia del Buen Suceso. Más allá estaba el convento de las monjas Bernardas de Pinto, esquina con la actual calle Ventura de la Vega y, enfrente, el hospital de San Pedro de los Italianos. Más allá, la calle estuvo formada en su mayor parte por conventos, como el del Espíritu Santo, y palacios, como el del duque de Lerma. Cerca de la actual plaza de las Cortes, lindando con la calle Prado, estaba el Hospital General, trasformado luego en convento de monjas.


Esta calle empezó a tener importancia cuando la corte regresó a Madrid en 1606, después de unos años en Valladolid (1601-1606), adonde se había trasladado por las artimañas del duque de Lerma, valido de Felipe III. Para conseguirlo, los corregidores madrileños regalaron al avaricioso duque enormes terrenos junto a su palacio y jardines, de modo que sus propiedades en esta zona ocuparon desde la Carrera de San Jerónimo a la calle Huertas, limitando con el Paseo del Prado.
Tramo tramo final, cuesta abajo, a la altura del Congreso de los Diputados y con la iglesia de los Jerónimos al fondo.
Tramo final con la iglesia S. Jerónimo al fondo. Foto: S.C


El palacio del duque de Lerma era visitado por el rey y los nobles con motivo de las grandes fiestas, corridas de toros, juegos y torneos que allí se celebraban, con los que el valido tenía entretenido al rey, muy dado a estas diversiones. Delante del palacio del duque se creó un elegante paseo arbolado, frecuentado por aristócratas en coches de caballos y señoras de la alta sociedad conducidas en sillas de manos por sus sirvientes. El palacio pasó por herencia a los duques de Medinaceli, nombre con el que fue conocido desde entonces. El edificio fue derribado en 1910 y en su solar se construyó el lujoso hotel Palace, inaugurado en 1912.

El convento de la Victoria fue derruido en 1836 durante la desamortización de Mendizábal. En su solar, que permitió ensanchar la calle, se construyeron cinco edificios y se abrió la calle Espoz y Mina y, entre ésta y la calle de la Victoria, se creó, en 1847, el pasaje Matheu. Era éste una galería comercial, con bóveda acristalada, llamada así por su inversor, Manuel Matheu, que lo proyectó para viviendas y comercio de lujo al modo francés. Hoy es un enclave de bares y restaurantes.
A un lado, la fachada del Congreso de los Diputados, enfrente parte del palacio de Medinaceli y al fondo la iglesia de los Jerónimos
Carrera de San Jerónimo, 1853. (Clifford. BNE).

Aquel convento del Espíritu Santo, afectado también por la desamortización, pasó a propiedad del Estado y se convirtió en sede del Congreso de los Diputados, hasta que en 1841 fue derribado y en su lugar se levantó un nuevo edificio de las Cortes. El inmueble fue posteriormente reformado y ampliado a lo largo del siglo XX y primeros años del XXI.

La Carrera de San Jerónimo, que va de la Puerta del Sol al Paseo del Prado, frente a la Fuente de Neptuno, es hoy día una de las principales calles de Madrid. Cuenta con otros edificios singulares, como el antiguo Banco Hispano Americano, en la colindante plaza de Canalejas, donde también se encuentran la casa de Tomás Allende o edificio Credit Lyonnais; el edificio Meneses, el Palacio de Miraflores, en el número 15 de esta avenida y el Teatro Reina Victoria, en el número 20. En el número 32 de esta calle estuvo el hotel Rusia, en cuyo comedor se exhibieron las primeras películas de cine en Madrid, el 13 de mayo de 1896.




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